**“Con el poder de la Torá y la sabiduría escondida en sus preceptos, toma cada componente sagrado y conecta su esencia con el alma y la creación. El aceite, símbolo de sabiduría y abundancia, fluye como el entendimiento divino (Biná) que ilumina el corazón. Así como el aceite siempre se eleva por encima del agua, permite que tu espíritu se eleve por encima de la materia, purificando el alma como lo hacía el aceite de la unción sagrada en el Mishkán. Pronuncia las palabras de Éxodo 27:20: ‘Y tú mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado,’ pues este aceite es la luz que ilumina el alma.”
Ahora, dirige tu atención a las especias: el cinamomo (corteza aromática) representa la rectificación y el ascenso de la oración, sus ramas son como los caminos que el alma debe recorrer en su búsqueda espiritual. El clavo purifica el ambiente, despeja las fuerzas negativas y fortalece la voluntad, mientras que el anís estrellado, con su forma de estrella, refleja la luz de las sefirot, distribuyendo su poder a través de todos los mundos.
Mezcla estas especias con el aceite sagrado, mientras recitas Éxodo 30:34, donde Hashem instruye la mezcla del incienso santo. Esta unión no es solo física, sino espiritual, pues el aceite actúa como el conductor de la energía divina, y las especias se convierten en el vehículo para elevar tus plegarias. Al ungir con esta mezcla, recuerda que cada componente tiene su raíz en la creación misma, cada aroma y esencia es un eco de la primera creación. Así, con esta combinación de aceite y especias, convocas la presencia divina para que habite en tu hogar y tu vida, transformando lo profano en sagrado.”**
Batsheva Jaya Efrat